Conozco a Ana Karla desde que estudiamos juntas y la quiero mucho. Quise ofrecerles un objeto especial pero a la vez útil, pues no soy muy partidaria de producir cosas que terminarán años adornando la vitrina del comedor de la casa, prefiero algo lindo pero útil.
Originalmente los novios querían corazones, pero platicando con ellos me dieron su confianza en diseñar el vestido y el traje del novio en jabón de glicerina.
La verdad me costó un poco, puesto que no tengo los cortadores de jabón con estas formas. Hubo que estar recortando cada pieza una por una, y el novio implicó 6 cortes y ensamblado adicional.
¡La verdad valió la pena la carita de felicidad de mi amiga al ver sus obsequios!
Fue matado pero fue una presión chida.